


1. Diagnóstico inicial: evaluación del deterioro
Antes de comenzar cualquier intervención, se realizó una inspección técnica para identificar zonas con óxido, grietas, desprendimientos o alteraciones de color y volumen. El monumento, conformado por numerosos portadores que sostienen a la Virgen bajo un templete, mostraba oxidación generalizada, suciedad incrustada y desgaste del policromado original.
2. Limpieza profunda: eliminando el paso del tiempo
La primera fase activa fue una limpieza integral, utilizando técnicas no invasivas para proteger la superficie original. Se emplearon cepillos suaves, agua a presión controlada y productos neutros para eliminar polvo, residuos biológicos (musgo, hongos) y partículas contaminantes acumuladas.
🔹 Resultado: recuperación del relieve original y preparación óptima para tratamientos posteriores.
3. Reparación estructural y fijación de piezas
Algunas zonas del monumento presentaban fisuras, pequeñas roturas y piezas desajustadas. Se utilizaron masillas epoxídicas y de poliéster, compatibles con el material base, para consolidar las áreas dañadas y recomponer partes faltantes.
Además, se reforzaron uniones debilitadas y se aplicó una capa de adhesivo estructural en elementos sensibles, garantizando su estabilidad sin comprometer la estética.
4. Imprimación antioxidante: protección desde el interior
Una vez estabilizada la estructura, aplicamos una imprimación antioxidante profesional, fundamental en entornos exteriores. Esta capa crea una barrera entre el metal y la humedad, evitando la futura aparición de óxido.
Utilizamos productos específicos de alta adherencia y secado rápido, formulados para soportar condiciones climáticas adversas, sin alterar el acabado final.
5. Policromado artístico: recuperando el alma del monumento
Una de las fases más complejas fue el policromado manual, realizado por especialistas del taller Pinturas Selu. Cada figura fue tratada de forma individual, respetando la gama cromática original pero potenciando el contraste, la profundidad y el realismo visual.
🎨 Se utilizaron pinturas acrílicas y barnices específicos para exteriores, resistentes a rayos UV.
El objetivo: devolver al monumento su viveza, acentuando los detalles escultóricos y mejorando su lectura visual desde distintas distancias.
6. Barnizado final: sellado y protección duradera
Para finalizar, se aplicó una capa de barniz protector con acabado satinado. Este tratamiento cumple una doble función: sellar la pintura y aportar una capa de resistencia adicional frente a la humedad, la polución y la exposición solar.
7. Resultado final y puesta en valor
La restauración del Monumento al Rocío no solo supuso una intervención técnica, sino también una apuesta por la preservación cultural y artística. Gracias a este trabajo, Sanlúcar de Barrameda recupera un icono visual y emocional, revitalizado con todo el respeto por su simbología.
Desde Grupo Hermanos García y Pinturas Selu reafirmamos nuestro compromiso con la artesanía cofrade y la conservación del patrimonio devocional andaluz.