Abanico cofrade del Caído

9,95  IVA incluido

El Abanico del Caído es una joya cofrade que une funcionalidad, estilo y devoción. Inspirado en la imagen de Nuestro Padre Jesús Caído, este abanico está diseñado para acompañarte en procesiones, cultos, actos religiosos o simplemente en tu día a día, llevando contigo una muestra de fe en cada gesto.

Su diseño exclusivo refleja la estética y el simbolismo propios de la Semana Santa, con detalles cuidadosamente seleccionados que evocan la entrega y el sufrimiento del Señor en su caída. Fabricado con materiales resistentes y un acabado elegante, es ligero, práctico y, al mismo tiempo, profundamente significativo.

Perfecto para regalar a devotas, camareras de hermandad o como detalle especial en fechas señaladas. También es ideal para llevarlo a actos litúrgicos o procesionales en primavera y verano, donde el calor no debe ser impedimento para vivir la fe con estilo y comodidad.

El Abanico del Caído no es un complemento cualquiera: es un gesto de identidad cofrade, una manera discreta pero poderosa de llevar siempre cerca la imagen de Cristo en su camino al Calvario.

 



Descripción

El Abanico del Caído es mucho más que un complemento. Es una pieza cargada de fe, elegancia y simbolismo, pensada para acompañar a la mujer cofrade y devota en cualquier momento del año, especialmente durante los días más intensos de la Semana Santa. Inspirado en Nuestro Padre Jesús Caído, este abanico refleja el peso de la Pasión y la belleza de una tradición que se vive con el alma.

Su diseño, sobrio pero detallado, captura la esencia de la imagen del Señor Caído: su gesto de sufrimiento, la dignidad con la que avanza a pesar del dolor, y ese instante de humanidad que nos conmueve cada vez que lo vemos procesionar. Cada trazo y cada color han sido elegidos con sensibilidad para rendir homenaje a esa escena, tan poderosa en el imaginario cofrade.

El abanico está fabricado con materiales de alta calidad, lo que garantiza durabilidad y un uso cómodo. Su estructura es ligera pero firme, y se pliega con facilidad. La tela (o papel tratado, según modelo) cuenta con un estampado nítido y elegante, que no solo lo hace bello a la vista, sino también resistente al uso continuado. Las varillas, de madera o plástico imitación madera según versión, aportan un toque clásico que combina perfectamente con cualquier atuendo, sea para diario, actos litúrgicos o la estación de penitencia.

Este abanico es especialmente útil durante las procesiones en primavera y verano, donde el calor aprieta y cada soplo de aire se convierte en un alivio. Pero más allá de su utilidad, es una auténtica declaración de identidad: llevar el Abanico del Caído es llevar contigo un pedazo de la historia de tu hermandad, una expresión visual y emocional de tu compromiso con la fe.

Regalar este abanico es un acierto total: es perfecto para camareras de hermandad, para madres, abuelas, hermanas cofrades o incluso como obsequio de agradecimiento a quienes colaboran en la organización de cultos y procesiones. También puede convertirse en un hermoso detalle para novias cofrades, acompañantes en bodas religiosas o cualquier ocasión donde la devoción quiera vestirse de elegancia.

El Abanico del Caído se integra perfectamente en una colección cofrade personal. Colócalo junto a tus medallas, rosarios, estampas y otros recuerdos devocionales. También puedes tenerlo a mano en tu bolso o cartera, listo para acompañarte en momentos de recogimiento o para refrescarte durante largas jornadas de procesión.

En el mundo cofrade, cada detalle cuenta, cada gesto tiene un valor simbólico. Este abanico no es una excepción: es la fusión entre lo útil y lo espiritual, entre la tradición y el diseño contemporáneo, entre el arte popular y la experiencia íntima de la fe.

Ya sea que formes parte de una hermandad, que seas amante de la Semana Santa, o simplemente alguien que busca un artículo bello y cargado de significado, este abanico es para ti.

En definitiva, el Abanico del Caído es más que un objeto funcional: es una pieza devocional, un elemento que une belleza y sentido. Llévalo contigo y deja que cada movimiento de aire se convierta en una oración, en un recuerdo, en un homenaje silencioso al Cristo que cayó… pero siguió caminando por amor.